La leche humana está especialmente adaptada para el recién nacido, constituye una fuente completa de nutrientes durante los primeros 6 meses de vida y como complemento a otros alimentos en los primeros años. Es muy nutritiva y fácil de digerir, defiende de las infecciones, protege de muchas enfermedades, facilita el desarrollo y es cómoda, ecológica y gratuita.
La leche materna es el mejor y más completo alimento para el bebé. Responde en cada momento a sus necesidades porque su composición va evolucionando a medida que transcurre la lactancia.
Durante los primeros días recibe el nombre de calostro, caracterizándose por ser muy rica en proteínas, sales minerales y sustancias inmunoprotectoras. Pasadas algunas semanas desde el inicio de la lactancia su composición se hace más estable, pero aún así varía a lo largo del día e inclusive a lo largo de una misma toma, siendo más diluida al principio y más concentrada, sobre todo en grasas, al final lo cual ayuda a controlar el apetito del bebé.
Se digiere y asimila fácilmente, siendo de fácil digestión. La leche materna favorece el desarrollo de una flora intestinal equilibrada estimulando el crecimiento de los lactobacillus bifidus que participan en la fermentación, desempeñando un importante papel en la acidificación del medio digestivo e impidiendo así el desarrollo de bacterias, hongos y parásitos.
También protege al bebé frente a determinadas infecciones gracias a la presencia en ella de sustancias inmunoprotectoras llamadas anticuerpos. La lactosa de la leche materna facilita la absorción de hierro y calcio. Alimentarse al seno materno favorece también la actividad de los labios y maxilares porque mamar al pecho exige un mayor esfuerzo que chupar de un biberón.
La leche de la madre es naturalmente limpia, está disponible a todas horas y en todos los lugares, a la temperatura adecuada. La superioridad de la leche materna se fundamenta no sólo en aspectos nutricionales sino psicológicos como la creación del vínculo afectivo entre madre el bebé. Cuando comience con la alimentación complementaria, ofrezca al niño el pecho primero y después el resto de los alimentos. Vuelva a ofrecerle el pecho al final de la comida.
Mientras el bebe haga cuatro tomas de pecho, no necesita otros alimentos lácteos como yogur, queso u otras leches en papillas o purés. Los cereales pueden prepararse con leche materna, agua, caldo o añadirlos a las papillas de fruta. No es necesario darlos con una leche artificial.
Entre alimento y alimentos que introduzca, es conveniente, espera 4 a 7 días, para que el niño se habitúe a cada alimento por completo y poder observar que alimento ha producido la intolerancia o alguna reacción alérgica.
Se suele comenzar con cereales sin gluten y luego seguir con las papillas de frutas. Las frutas, verduras y hortalizas deben estar presentes en la dieta, todos los días. |